¿Por que una moneda social?



Redes de economía social como alternativa


La moneda social, también llamada local, alternativa o complementaria, es una herramienta que nos permite registrar los intercambios en una región para crear con ellos un sistema económico alternativo permanente, y prescindir gradualmente del euro. Pueden construirla, sin que para ello sea necesario ganar previamente una revolución y desde el día a día de una población rural o un barrio, individuos de todas las edades y colores. Posibilita, además, aprendizajes necesarios para crear un mundo mejor, como la cooperación, la confianza o el despertar de nuestros talentos.

Este tipo de monedas crean un nuevo eslabón económico a escala humana y biorregional, una construcción paralela a la que se está llevando a cabo en las plazas. Si las asambleas ciudadanas constituyen nuevos mecanismos políticos de democracia directa, las redes de intercambio con moneda social son espacios de democracia directa en lo económico. No son la única respuesta, ni la más importante, pero sin ellas difícilmente podremos lograr cambios sustanciales, al estar trabajando con el euro, una herramienta básica del mundo que queremos cambiar.

Una de las dudas más frecuentes es si no se está volviendo a hacer lo mismo que con otras monedas. La respuesta es claramente no: la moneda social es muy diferente al dinero que conocemos pues no tiene intereses, se emite localmente, y se crea en cada nueva transacción. No es escasa, no sirve de nada acumular ya que no hay intereses, y no tiene ningún sentido prestarla porque se puede acceder a ella fácilmente.

Estas monedas generan impactos positivos en la región en que se usan en muchos niveles distintos: se facilita una mayor proximidad entre los vecinos, se redescubren talentos y riquezas locales, se recuperan los tejidos sociales y formas ancestrales de autoayuda, aumenta la capacidad adquisitiva de las familias, y surgen nuevas oportunidades laborales cooperativas.

Nos permiten entender de una manera simple, pacífica y concreta, que el dinero puede ser ampliamente redefinido. Y así, desde la simplicidad, la ecología, la relocalización económica y la cooperación, se desenmascara y se construye una alternativa a una de las mayores formas de opresión jamás inventada: el dinero corporativo y con intereses, partícula fundamental, y a la vez profundamente desconocida, de nuestras sociedades.

Las monedas sociales, en cambio, son la pieza que podría servir de nexo entre las experiencias de economía social, cooperativas de trabajo y de consumo, redes de consumo responsable, centros culturales alternativos, institutos ecológicos, ecoaldeas, etc.– permitiendo que trabajen de una manera mucho más coordinada y eficiente entre sí. Construyendo lo que algunos autores denominan mercado social, pasando de una iniciativa local a una propuesta sistémica.

Abren, así, un nuevo espacio de experimentación social colectiva muy amplio, en un terreno poco explorado aún, con muchas similitudes con el software libre, creando de forma gradual propuestas lo suficientemente consolidadas como para que se puedan plantear como modelos alternativos, construidos por activistas, pero no sólo para activistas. Hoy, cuando la economía capitalista se colapsa, y cuando en las calles hay un claro clamor por un cambio profundo, imaginar un nuevo dinero y una nueva economía es posible y urgente.


Fuentes:

Periódico Diagonal.
Didac Sánchez-Costa (Ecoxarxa Montseny i Anoia)
Jueves 20 de octubre de 2011.  Número 159

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